Hechos clave:
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Los estándares de token hacen posible la creación de múltiples activos en una misma red.
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No existe un solo tipo de estándar de token y cada red tiene sus características.
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Los estándares de tokens aparecieron, por primera vez, en la red Ethereum.
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El estándar ERC-20 es uno de los más conocidos de Ethereum, en Bitcoin se usa más el BRC-20.
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Para entender el funcionamiento de estos estándares, es importante tener en cuenta primero la diferencia entre criptomoneda y token. Aunque en el día a día estos dos conceptos se pueden confundir y utilizar como sinónimos, en realidad se tratan de activos con origen y funcionamiento muy distintos.
Cuando hablamos de criptomonedas nos referimos a las monedas nativas de una red. Es decir, todo aquel elemento cuya política monetaria se encuentre programada en el código de la red y su emisión se lleve a cabo por medio de los algoritmos de consenso. Por ejemplo, bitcoin es una criptomoneda puesto que forma parte inseparable del funcionamiento de su red, al ser emitida cada vez que un bloque de transacciones es confirmado.
Los tokens, por otro lado, son monedas emitidas en una red que conviven junto a las monedas nativas. A diferencia de criptoactivos como bitcoin (BTC) o ether (ETH), que son claves para la economía de sus redes, forman parte del código de sus redes y lo usan todos los miembros de la comunidad, los tokens no están relacionados directamente con el funcionamiento interno de una red blockchain.
Estos son activos independientes con mercados secundarios. Es decir, no son creados como parte de la política monetaria de la red en la que existen o como mecanismo de recompensa. Más bien, suelen tener casos de uso enfocados en aplicaciones, plataformas u organizaciones descentralizadas.
Asimismo, su emisión no suele depender de un mecanismo de consenso (minería o staking), sino de una programación centralizada. No obstante, todas las operaciones que se hagan con estos tokens quedan registradas en la red en la que fueron emitidos, compartiendo así espacio con la moneda principal (la criptomoneda).
No forman parte de la red, aunque están en ella
Los tokens se tratan de piezas o monedas digitales que se programan a posteriori, por lo que no forman parte del Libro Blanco de la red ni de su código, porque las mismas son creadas a base de contratos inteligentes y estándares de programación.
En redes como Ethereum, cuya moneda principal es el ether, coexisten diversos tokens que tienen sus propios mercados secundarios, pero cuyas transacciones son registradas en la blockchain. No todos los usuarios de Ethereum necesitan tener contacto con estos tokens, pero dichos activos sí necesitan de la red y de la moneda nativa ETH para poder funcionar cabalmente.
Teniendo todo esto en cuenta, podemos identificar que los estándares de tokens son aquella pieza fundamental que hace posible que existan diversas monedas comercializables en una misma red. Por medio de esta serie de reglas los programadores tienen una guía sobre cómo programar activos, así como determinar (en algunos casos) sus funciones, cantidad a emitir e interacción con aplicaciones de la red.
¿Para qué se usan los tokens?
Los tokens pueden ser emitidos para que una comunidad puede votar en las decisiones de su proyecto, para transferir valor o dar acceso a servicios en una plataforma. Asimismo, algunos tokens son creados para representar el valor de una moneda, como es el caso de las stablecoins.
1 ¿Cómo se originaron los estándares de token?
Los primeros tokens y objetos digitales emitidos en redes de criptomonedas se remontan a tiempos tan tempranos como el año 2011, cuando se emitieron algunos de estos activos en Bitcoin. Sin embargo, para aquel entonces, cada desarrollador utilizaba las herramientas, funciones y lenguaje que mejor le convéniese para crear estos productos.
No fue, hasta muchos años después, que empezamos a ver una necesidad de estandarizar la forma en que se creaban los tokens. Es decir, acordar entre una mayoría un conjunto de reglas y especificaciones que hicieran posible la creación más sencilla de tokens en una red. Una tarea que inicio en Ethereum.
Desde su creación, Ethereum fue pensada como una red capaz de otorgar herramientas para crear aplicaciones descentralizadas (Dapp’s). En este sentido, muchas de las plataformas programadas sobre Ethereum cayeron en cuenta que el uso de un token propio podría ser beneficioso para la creación de sus economías internas. No obstante, en un principio no existía un estándar común para la creación de estos activos, lo que dificultaba su programación y limitaba enormemente la interoperabilidad en el ecosistema.
Los desarrolladores trabajaban sin ningún esquema sobre los contratos inteligentes, creando múltiples elementos digitales con distintas herramientas y procesos de emisión. Esto trajo consigo, también, problemas de seguridad que terminaron en el bloque de los fondos de ciertos usuarios y hasta en el hackeo de las plataformas. Ante este panorama, los desarrolladores de Ethereum decidieron proponer un estándar para crear tokens en la red.
El programador Fabian Vogelsteller, el 19 de noviembre de 2015, hizo pública una propuesta en donde se presentaban una serie de funciones y especificaciones para programar tokens. Se trataba del estándar ERC-20, el cual facilitó la emisión y comercialización de tokens en Ethereum. Principalmente, hacía posible que los exchanges pudiesen adoptar tokens y desató una fiebre por las Ofertas Iniciales de Monedas (ICO).
¿Cuándo se creó el primer estándar de token para Bitcoin?
A principios de 2023. Aunque la comunidad de Bitcoin ha explorado la creación de activos diferentes a la criptomoneda nativa, tales como los NFT Rare Pepe, lo hizo sin un estándar en común. Con la aparición del protocolo Ordinals, desarrolladores independientes propusieron estándares experimentales para Bitcoin.
Con la aparición de un estándar de tokens en escena, florecieron las stablecoins, los tokens no-fungibles (NFT) y las acciones de empresas crypto tokenizadas (IPO). Es decir, muchas de las «criptomonedas» a las que estamos acostumbrados a ver e interactuar hoy en día: el tether, los Bored Ape Yacht Club (BAYC) y las monedas de exchanges.
2 ¿Cómo funciona un estándar de token?
Depende. Cada estándar de token es distinto entre sí, puesto que su conjunto de reglas y especificaciones varía en consonancia a las funciones que se desea tenga cierto elemento digital. Por ejemplo, no es un igual el estándar que se usa para crear stablecoins, como aquel que se usa para generar NFT.
Adicional, los estándares de tokens pueden cambiar de red a red, por lo que no funcionan de la misma manera aquellos tokens que hacen vida en Ethereum, Bitcoin o la Binance Smart Chain, por mencionar algunos. Estos, a su vez, tienen nombres distintos para diferenciarlos entre sí.
¿Qué permite el estándar ERC 20?
Los tokens ERC-20 de Ethereum tienen la función de ser creados, hacer seguimiento del saldo de los propietarios, distribuirse entre direcciones, intercambiar tokens entre sí, aprobar gastos en cuenta y actualizar el saldo de los usuarios
Por lo general, los estándares de token en Ethereum están altamente compenetrados con los contratos inteligentes. En este sentido, se trata de una herramienta que tiene mayores funciones y autogestión que aquellos estándares utilizados en redes que no cuentan con la tecnología de contratos inteligentes. Este sería el caso de Bitcoin, cuyos estándares de tokens son más rudimentarios, por lo que sus funciones están limitadas a la creación y transferencia de los mismos.
En líneas generales, esta tecnología siempre se encarga de definir las reglas de cómo se utilizarán los tokens y de qué manera se registrarán en la blockchain. Estos permitirán que un desarrollador determine cuales funciones tendrán los elementos digitales. Por ejemplo, limitará la cantidad de monedas a acuñar, la manera en que se transfieren, el gasto por transacción y, en algunos casos, llevar el balance de los gastos del usuario.
¿Qué permite el estándar BRC-20?
Este estándar de tokens en Bitcoin tiene tres funciones: la de crear un nuevo activo a partir de un satoshi (unidad mínima de cuenta de BTC), determinar el suministro total de estos tokens y permitir la transferencia entre pares.
3 ¿Para qué se usan los estándares de token?
Los estándares de token tienen tres características que los hacen altamente útiles para los desarrolladores de aplicaciones en redes de criptomonedas. Se trata de la interoperabilidad, la componibilidad y la eficiencia.
Interoperabilidad
Al contar con un sistema de reglas y especificaciones común para crear elementos en una red, resulta más sencillo para los desarrolladores programar productos que interactúen y trabajen juntos. Sin importar que los proyectos sean independientes, el hecho de que utilicen un mismo lenguaje de programación, funciones similares y un código abierto, hace posible que se conforme un ecosistema compatible entre sí.
De esta manera, se facilita la transferencia de tokens entre usuarios, la adopción de estos en mercados (exchanges) y la administración de dichos activos en monederos.
Componibilidad
La «componibilidad» es un concepto filosófico en donde se explica que los humanos, pero también las cosas en líneas generales, están compuestos por múltiples elementos que se relacionen con otros seres o entidades. O sea, que son unidades compuestas por múltiples elementos que son comunes entre distintas especies.
En el caso de la programación, que una tecnología sea componible se refiere a que los desarrolladores pueden reutilizar elementos para crear nuevos productos. Como los estándares tienen funciones y especificaciones comunes entre sí, estas reglas pueden ser tomadas por los desarrolladores para crear tokens con fines muy distintos entre sí. Por ejemplo, con el mismo estándar ERC-20 se puede generar stablecoins, memecoins, acciones tokenizadas y hasta fichas para votar.
Eficiencia
Esta última característica se encuentra presente, sobre todo, en los estándares de token que usan contratos inteligentes. Ya que esta tecnología tiene múltiples funciones que ayuda a autogestionar la transferencia y gasto del saldo de los usuarios, se gasta menos tiempo y recursos para verificar que los tokens no estén incumpliendo ninguna de las reglas del protocolo de la red en la que existen.
Como, por ejemplo, se evitan casos de doble gasto si el contrato inteligente lleva la contabilidad del saldo gastado por el usuario. No obstante, no todos los estándares de tokens funcionan con contrato inteligente, por lo que algunos necesitan de funciones extras para evitar esas brechas de seguridad.
4 Estándares de tokens más comunes
5 ¿Son seguros los estándares de token?
Como toda tecnología relacionada con el dinero y el mundo financiero, existen riesgos alrededor de los estándares de tokens. Especialmente en aquellos que son relativamente nuevos y se encuentran aún en fase experimental, como es el caso del BCR-20 y el SCR-20 de Bitcoin.
Esto se debe principalmente al hecho de que, como aún están siendo desarrollados, pueden contener errores y estar expuestos a casos de doble gasto. Aunque, claro está, los tokens y contratos inteligentes siempre están expuestos a la posibilidad de que algún hacker descubra un error en el código y lo use a su conveniencia para robar dinero.
Más allá de la parte tecnológica, es importante tener en cuenta que los tokens creados a partir de estos estándares conforman su valor en mercados secundarios. Aunque se encuentren registrados en redes muy conocidas, como es el caso de Bitcoin o Ethereum, no significa que su valor está relacionado a las monedas nativas de dichas blockchains. Llegándose a ser, incluso, activos altamente volátiles y especulativos. Por ello, siempre es importante invertir haciendo una profunda investigación sobre el proyecto, sus desarrolladores y sus posibles casos de uso.